Se suele creer que se tiene el mañana asegurado.
Pero no, apenas podemos agradecer poder respirar siquiera.
Porque nos quejamos de lo que tenemos y lo que no.
Babosos expectantes de cómo la vida continua.
Y otro día espera,
y otra noche acecha.
Mas no se tiene algo asegurado,
solo lo que somos y hacemos nosotros mismos.
Somos seres frágiles, entre carne y huesos,
sentimientos y energías.
Somos nada, parte de un todo.